El triángulo de trabajo en la cocina

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Diseñar una cocina es una tarea en la que debemos tener en cuenta multitud de aspectos y detalles. No solo importa el resultado estético final, sino que como estancia en la que pasamos cada vez más tiempo y en la que trabajamos, debe ser también confortable, ergonómica y perfectamente optimizada. Una configuración adecuada repercutirá en una mayor satisfacción a la hora de cocinar. 

En los años 40 nació una nueva corriente. Un concepto de diseño revolucionario que cambió de dimensión las cocinas existentes hasta la época. Por aquel entonces, estas estancias eran muy reducidas y destinadas al uso de una única persona. Desde entonces a lo que hoy llamamos cocina, ha cambiado por completo. La cocina es la estancia en la que más tiempo pasamos en nuestro hogar, y donde compartimos momentos con el resto de familiares o amigos.

Este nuevo concepto fue el denominado ‘diseño por zonas de trabajo’, que ha traído consigo el triángulo de trabajo. Se llama así al área formado por tres líneas imaginarias que unen la zona de almacenamiento, el fregadero y la de cocción. Todo ello teniendo en cuenta que dentro de este triángulo estaremos nosotros listos para cocinar y tener a una distancia apropiada los elementos más destacados de la cocina. 

Dependemos del tamaño de la cocina, pero los lados de este triángulo deben estar entre un metro y los tres de longitud. Además, conviene que el camino entre estas tres zonas sea limpio y sin obstáculos para facilitarnos la labor.

Sabiendo en qué consiste, debemos tener en cuenta el espacio del que disponemos y, sobre todo, su distribución. No es lo mismo una cocina lineal, que una en L u otra en forma de U. Aquí van unos consejos para todos los tipos de cocinas:

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Cocinas lineales: 

Aquí el triángulo se desvirtúa un poco. Al localizar todos los muebles y electrodomésticos en la misma línea no formamos esta figura geométrica, pero es una buena opción en cocinas de menor tamaño.

Aquí debemos optar por una localización práctica, en la que el fregadero sea el elemento central, dejando a sus lados el frigorífico y la zona de cocción. 

Cocinas en paralelo:

En este caso, muebles y electrodomésticos están en paredes enfrentadas, por lo que es mucho más sencillo optimizar el espacio. Aquí lo ideal será ubicar la zona de almacenamiento en una pared y fregadero, junto al área de cocción en la otra. Así, lavavajillas y horno no se enfrentan. 

Cocinas en forma de U:

Aquí subimos la apuesta y unimos una tercera pared para colocar muebles y electrodomésticos. Esta situación nos permite colocar cada elemento en una pared en un escenario realmente cómodo y en el que, por qué no, pueden sumarse más personas al trabajo. 

Cocinas con isla:

En espacios muy grandes, podemos optar, incluso, por incluir una isla en el centro para aumentar la eficiencia.  Aquí, debemos tener en cuenta un perímetro libre de al menos 1 metro en torno a la isla para trabajar con espacio y mayor comodidad. 

El triángulo de cocina depende, en última instancia del uso personal que vayamos a darle a la estancia. No hay una regla fija, pero siempre es correcto tener un buen punto de partida. 

En definitiva, tengas el espacio y la disposición que tengas, lo realmente importante es crear un espacio cómodo, donde trabajemos a gusto y tengamos todas las facilidades a nuestro alcance. La cocina es el corazón de la casa y como tal debemos estructurarlo.

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